domingo, 8 de agosto de 2010

Y se va la segunda...

Segunda entrada: pensé que iba a ser más fácil, pero me costó volver... Montaigne escribía mas seguido, cuando se bajaba del caballo. No tengo caballo, ni perro... solo una torre en una planta baja donde vienen a visitarme zorzales, picaflores y amantes... Debe ser por eso que mi blog es intermitente: no tengo caballo de donde bajarme. O compañero en el cual recostarme. Bref!: no tengo ganas de escribir: Pienso, luego existo, pero no escribo. Creo que sin proponérmelo elegí una no-carrera de escritor. O sea: los escritores de carrera escriben para eso, para estar en carrera. (rat race?) Por eso escriben tanta pavada, tanto vacío, tanta nada. Para llenar el espacio de la carrera e ir cumpliendo con lo que el mundo, su ego, los editores y aficionados les piden. A algunos, pocos, les va muy bien: tipo Thomas Mann. En general les va muy mal, desde el punto de la literatura, la creación o el arte(táchese lo que no corresponda). Una cosa es escribir para ganarse el pan: Cervantes, y otra escribir para hacer carrera de escritor(ser jurado en concursos, tener cátedras en universidades, publicar a razón de 1 por año o algo asi... ser consultados por los medios (escasos medios que consultan a escritores pero hay)sobre cualquier cuestión per o impertinente.
En fin, esta es mi modesta forma de ser humilde y hacer carrera de escritor: mandar una novelita vieja e inédita a un concurso, escribir un blog(de vez en cuando), pensar, meditar, coger, criticar con la mayor ecuanimidad posible las obras de los de carrera y de los que creen que tienen algo que decir. O sea, de los que creen que tienen algo que contar. Algo que valga la pena de tomarse todo el trabajo que cuesta ponerse a contar. Pero para tener algo que contar hay que tener historias nuevas. Y son escasas. Porque la visión que se tiene del mundo es vieja. Casi todos están contando historias muy mitad del siglo XX, que ya fueron contadas mucho mejor, (Camus, Beckett, entre tantos...) y que además respondían al Mundo de ese momento: la historia del absurdo horror, de la persistencia y "el coraje siempre es mejor y la esperanza nunca es vana..."(Borges, claro).
Hay que asomarse al XXI como desde un balcón desde el cual se ve un panorama fascinante, confuso, nuevo y difícil. Lo dijo monseñor Pironio: Los tiempos nuevos son siempre tiempos difíciles. Dificiles porque parecen incomprensibles. Difíciles porque hay que irlos decodificando (¿pero para qué tuvimos a Barthes y a Saussure, no?) Animarse a leer nuestro tiempo como se animó Mike Leigh con Happy go lucky, o Alejandro Quesada con MDP (mar de pijas)...
No sé cuando vendrá el Tercer Blog, este salió demasiado fácil, quizá...

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